Al iniciarse una semana de estudios dedicada a la Astrobiología, el director del Observatorio Astronómico Vaticano, el jesuita argentino padre José Funes, explicó que el objetivo de la Astrobiología es "la investigación sobre la posibilidad de vida tanto en nuestro sistema solar –en los lugares más próximos del universo– como en otros sistemas estelares".
Esta semana de estudios, promovida por la Academia Pontificia para las Ciencias en el marco del Año Internacional de la Astronomía, concluirá el próximo miércoles 11 de noviembre y busca, "hacer un balance de la situación de esta disciplina científica. Serán presentados los últimos resultados para ayudarnos a entender mejor en qué punto nos encontramos en el estudio de la vida en el universo, hacer una evaluación de la situación de esta disciplina en la que consideramos muy importante que la Iglesia esté involucrada, al menos acompañando los principales resultados reconocidos por la comunidad científica".
Tras comentar que "sabemos que existen cerca de 350 estrellas que tienen planetas que giran en torno de ellas y que entre ellos hay planetas que podrían ser parecidos al nuestro", el sacerdote afirmó que "existen programas destinados a la búsqueda de vida fuera de la Tierra. Obviamente hablamos de vida inteligente".
"No tenemos –continúa– ninguna prueba de la existencia de vida, ni tampoco de las formas más primitivas en el universo. Existen programas serios, entre los cuales el más conocido es el que busca 'capturar' –por así decirlo– posibles señales de una civilización más desarrollada que la nuestra".
Ello, prosigue, "tiene como premisa que esas civilizaciones sean desarrolladas, tengan una tecnología al menos análoga a la nuestra y que sean capaces de emitir señales. Hasta el momento no hay ningún resultado que pueda inducir a creer que exista vida inteligente fuera de la Tierra".
"Creo que la comparación entre los estudios que los biólogos hacen en la tierra, como de las formas de vida muy primitivas que pueden sobrevivir en condiciones extremas, como por ejemplo, en las profundidades oceánicas, pueden ayudarnos a comprender también las posibilidades de que exista vida también en otros mundos".
Al mismo tiempo, concluye, "si consiguiésemos descubrir si hay vida fuera de la tierra, eso podría ayudarnos a comprender mejor cómo la vida se formó y se desarrolló en nuestro planeta".
Artículo cedido por Emanuel Sicre Sj
Esta semana de estudios, promovida por la Academia Pontificia para las Ciencias en el marco del Año Internacional de la Astronomía, concluirá el próximo miércoles 11 de noviembre y busca, "hacer un balance de la situación de esta disciplina científica. Serán presentados los últimos resultados para ayudarnos a entender mejor en qué punto nos encontramos en el estudio de la vida en el universo, hacer una evaluación de la situación de esta disciplina en la que consideramos muy importante que la Iglesia esté involucrada, al menos acompañando los principales resultados reconocidos por la comunidad científica".
Tras comentar que "sabemos que existen cerca de 350 estrellas que tienen planetas que giran en torno de ellas y que entre ellos hay planetas que podrían ser parecidos al nuestro", el sacerdote afirmó que "existen programas destinados a la búsqueda de vida fuera de la Tierra. Obviamente hablamos de vida inteligente".
"No tenemos –continúa– ninguna prueba de la existencia de vida, ni tampoco de las formas más primitivas en el universo. Existen programas serios, entre los cuales el más conocido es el que busca 'capturar' –por así decirlo– posibles señales de una civilización más desarrollada que la nuestra".
Ello, prosigue, "tiene como premisa que esas civilizaciones sean desarrolladas, tengan una tecnología al menos análoga a la nuestra y que sean capaces de emitir señales. Hasta el momento no hay ningún resultado que pueda inducir a creer que exista vida inteligente fuera de la Tierra".
"Creo que la comparación entre los estudios que los biólogos hacen en la tierra, como de las formas de vida muy primitivas que pueden sobrevivir en condiciones extremas, como por ejemplo, en las profundidades oceánicas, pueden ayudarnos a comprender también las posibilidades de que exista vida también en otros mundos".
Al mismo tiempo, concluye, "si consiguiésemos descubrir si hay vida fuera de la tierra, eso podría ayudarnos a comprender mejor cómo la vida se formó y se desarrolló en nuestro planeta".
Artículo cedido por Emanuel Sicre Sj
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